miércoles, 8 de octubre de 2008

Neo, nuevo, nuevísimo

Comienzo mi etapa madrileña. Ser un culo de mal asiento me ha llevado a trasladarme de nuevo, esta vez por dos años y algo más cerca. Dos horas y pico bastan para separarme de mi familia, porque a los amigos hace tiempo que los tengo desperdigados.

Mi gran habitación de techos altos es ahora un cuchitril que comparto con Cris, una gallega que está haciendo que se me pegue el acento y me olvide de que se puede decir "he venido" y no sólo "vine". Tengo 400 posibles amigos, con los que vivo en el Johnny, una institución en lo que ha colegios mayores se refiere.

El olor continuo a porro no me aparta de mis nuevas tareas, no crean. Me trago mi hora y pico de tren para ir a mi facultad en Fuenlabrada. Sólo tengo un amigo allí, pero én dos días de clase no está nada mal. Los lunes serán un caos: nueve horas seguidas de clase. Y es que mi propósito este año es ser mejor estudiante y aprender todo lo que olvidé el año pasado.

No quiero acabar en un periódico de mala muerte haciendo un trabajo que no me aporte nada. Ahora me toca decidir mi futuro, como en el anuncio de las fuerzas armadas. Y, por el momento, mi futuro próximo es una escapada a Bruselas. Cojo fuerzas y regreso. A por todas.