lunes, 29 de agosto de 2011

NUNCA VIAJES CON PERUVIAN AIRLINES

Mis dos últimos días en Perú aprendí una cosa muy importante: Volar con Peruvian Airlines es un error. O intentarlo, que es lo que yo hice. ¿Por qué? Os cuento... 

El vuelo Cusco-Lima ida y vuelta me salía mucho más barato con Peruvian Airlines que con otras compañías, pero al final resultó que los anuncios de detergentes tienen razón y lo barato sale caro. Y tan caro... el vuelo de ida me lo cambiaron y listo. El problema llegó a la vuelta... Estate dos horas antes en el aeropuerto y no tendrás problemas...  y una mierda. 

El martes llegué al aeropuerto del Cusco a las 9 y algo de la mañana. Mi vuelo tenía que salir a las 11.40 y llegaría a Lima a la 1 de la tarde, un día antes de mi vuelta a España: lo justo para que me diera tiempo a comprar las cuatro últimas cosillas que quería traerme a España. Pues bien, no había vuelos, ni los habrá en tres meses. No había plazas suficientes en otras aerolíneas para que volásemos todos... y fui idiota y, en vez de comprar otro vuelo de otra compañía, me puse a quejarme. 

Poner hojas de reclamación a la aerolínea y en la oficina del consumidor, hacer colas, pasarme nueve horas sentada en mi maleta, llamar desde el móvil... un dineral que me he gastado. En la embajada de España me colgaron el móvil; en el Consulado de Cusco estaban missing. Finalmente, con declaraciones a periodistas y todo, tres españoles y tres colombianos nos quedamos a dormir en un hotel. Otras 33 personas tampoco pudieron volar. Ni que decir que Peruvian Airlines no nos pagó nada; solo nos dio un bizcochito para callarnos la boca. Tampoco nos informaban de nada y, cuando lo hacían, resultaba ser mentira. 

Al día siguiente estábamos allí a las seis de la mañana esperando un vuelo. Mucha gente se había ido en bus, así que yo estaba la número uno... pero a las 18.40 salía mi vuelo de Lima y estaba nerviosa+cabreada. En la embajada por fin me hicieron caso, porque ya éramos 15 personas. Puse mi límite para comprar vuelo a las 12 de la mañana y a las 10 y algo nos dieron billete. Finalmente, el vicecónsul español acudió al aeropuerto y unos minutos después todo el mundo embarcaba con LAN. 

Moralejas: Si te pones bruta, es más probable que te hagan caso. Las tragedias unen: con la espera hice amigos. No te calles y quéjate: reclama lo tuyo. Y la más importante: Nunca vueles con Peruvian Airlines. 

sábado, 20 de agosto de 2011

Volver sin regresar del todo

Hoy podría ser un día especial porque he aterrizado en Cusco entera y es una ciudad preciosa. O podría ser un día feliz. O un día triste. Pero no. Hoy es un día tremendamente triste. Con esa tristeza que se te queda en la mitad de la garganta y que te oprime el pecho, que no te deja respirar. Que te hace querer llorar y gritar y patalear. Y decir mamáaaaa.

Es una tristeza autoprovocada, pero de la que prometo no arrepentirme nunca. Todo el mundo decía que estos dos meses me cambiarían; yo aún no he descubierto en qué. Supongo que valoro más algunas cosas que antes. El dinero, la familia... todo lo que tengo y que nunca me he puesto a pensar en por qué lo tengo.

Pero como hay demasiada gente que sufre, yo quiero acabar un post feliz. Con una sonrisa amarga, en la que una lágrima se desliza por la comisura de los labios y te armas de valor para decir a quien tienes abrazado que no llores cuando tú lloras mares. No quiero quedarme sin palabras y que el llanto lo ocupe todo. Hoy no. Hoy toca recordar con amor y dar gracias a todas las personas con las que me he cruzado en mi estancia en Jaén. Porque son quienes realmente dan sentido a mi viaje.

lunes, 8 de agosto de 2011

Falta la plata

El problema principal de casi todos los peruanos con los que he hablado es uno: falta plata. Cuando visité los colegios de la región de Amazonas tuvimos la oportunidad de hablar con los propios profesores y ellos nos contaban qué necesidades tenían. Y son muchas.

Dejando aparte el hecho de que en Perú nadie puede beber agua directamente del grifo, las necesidades a veces son cosas que se dan por hecho. Como tener una carretera o camino que lleve al pueblo y que no se bloquee cuando llueve, algo que ocurre cada poco. O una línea de teléfono o, en su defecto, cobertura móvil. Ya no hablamos de Internet...

Estoy hablando de que con muy poco dinero aquí se pueden hacer muchas cosas. En el colegio de El Porvenir estaban contentísimos porque una asociación española les había regalado un ordenador y porque, con el dinero del café que cultivaban en la chacra del colegio, habían podido comprar vídeos. Un simple reproductor de vídeo cambia el día a día de todo un colegio... alucinante.

En Bellavista un colegio había tenido que poner dos turnos de clases porque se había venido abajo uno de los edificios... en enero. Aún estaban esperando a recibir fondos para volver a levantarlo. Ese mismo colegio tenía un taller de carpintería equipado y cerrado, porque ni el Ministerio ni la Municipalidad pagaban un profesor que supiera manejarlo.

Y más de cerca... Michel (léase Maicol), el hijo de la cocinera, tiene que pagar 120 soles cada tres meses para estudiar. Las chicas que estudian en el Instituto Pedagógico de Jaén 150 soles. Unos 30 euros... que mucha gente no puede pagar. Si echan cuentas dan ganas de llorar y una se siente culpable. En un fin de semana gasto más de 30 euros fácilmente.

Si un fin de semana me quedase en casa en vez de salir, podría pagar los estudios de Michel. O de Litza, o de Mercisa, o de Jany. Porque 30 euros en Perú son mucha plata.

Mi trabajo en Perú

Dada la insistencia de algunas personas, les voy a contar qué estoy haciendo acá en Jaén. Y así se quedan más tranquilos quienes creen que de repente me volví loca y decidí marcharme a la otra parte del mundo así sin más.

Lo cierto es que hago de todo. O de casi todo. Algunos días me quedo en la residencia y ayudo a alguna de las chicas con sus trabajos de clase.. les corrijo las faltas, les explico algo que no entiendan, les ayudo a hacer la presentación Power Point... cosas así. Otras mañanas me voy con la Hermana Sonia. Cuando no tengo nada que hacer, ayudo a Teresa en la cocina o me dedico a mis labores: Internet (actualizo esto), hago la colada (la lavadora no ha llegado a la residencia), etc. También hago Power Points para las hermanas y trabajo en la chacra cabando o sajando troncos (más divertido, porque me recuerda a Aladín).

Desde que las chicas empezaron con las vacaciones, además les he dado clase de lengua, porque tienen problemas para diferenciar la c, la s y la z y algunas ponen las tildes al tuntún. También hemos dado errores básicos, he jugado con ellas al Scrabble (me estoy haciendo una máquina de ganar), Scrabble y Cifras y Letras, estos últimos hechos a mano por una servidora. Y también clases de Word, Power Point y Excell. Y en estos días Movie Maker.

Con las hermanas también he tenido trabajo, especialmente las primeras semanas. Estuve dando clases de estilo de redacción y un repaso de lengua durante 3 días a los trabajadores de la Oficina Diocesana de Educación... estuvo guay. Me lo pasé muy bien y se nota que les interesaba. También estuve dando un par de talleres para profesores con la Hermana Sonia en Pucará y Bellavista.

Sonia siempre me hace hablar en público y estoy cogiendo soltura a eso de contar mi vida a desconocidos. Y ya no me resulta raro ir por la calle y que los niños me señalen. Sí, soy muy pálida. Sí, soy muy alta. Sí, mi pelo es fino y más claro. Sí, Quechua es una marca de ropa... Así que ya ven: estoy bastante entretenida.

viernes, 5 de agosto de 2011

La odisea de comprar vuelos desde Perú para Perú

Hoy iba a escribir una entrada diferente. Una que hablara de la política en Perú o de las chicas; pero no. No puedo. Hoy a las nueve de la mañana encendí el ordenador para intentar solucionar un problema que llevo dos días arrastrando: la compra de vuelos.

Les cuento: el día 23 debía coger un vuelo de Chiclayo a Lima para, el 24, cogerme el vuelo de vuelta a España (que llega el 25, por cierto). Pero he decidido no quedarme con ganas de ver el Machu Pichu y viajar el 19 a Cusco. El problema llega ahora: pagar los vuelos.

Dinero tengo, ese no es el problema. El problema es que la compra segura de mi tarjeta ha decidido estropearse hoy precisamente y así, por arte de magia, me he quedado sin poder pagar mis nuevos billetes. Ni mis padres, ni mi hermano, ni mi cuñada tienen compra segura... así que estoy como loca buscando amigas con esa opción antes de que suba el precio de los vuelos. Porque, oh, sí, resulta que hoy es viernes y en España ya están cerrados los bancos.