La historia de una joven inexperta en el mundo de los dragones come-personas
miércoles, 18 de julio de 2007
¿A qué huelen las cosas que no huelen?
Es una pregunta que me llevo tiempo haciendo, y no por el anuncio de compresas... sino por algo que me pasó.
Me levanté en una casa que no era la mía, donde no olía a mí ni a ninguna de mis dos compañeras de piso (ahora excompañeras). Pero la casa en cuestión tampoco olía a él. No olia a nada. Ni bien ni mal. No olía, a secas.
Entonces recordé ese olor de mis hombros cuando volvía de entre sus brazos. Cómo sonreía cuando me miraba al espejo de mi casa y olía mis brazos y, por arte de magia, su esencia me impregnaba a mí. Era como tenerlo todavía a mi lado, soplandome en el cuello o detrás de las orejas.
Ahora también sonrío cuando no huelo a nadie. Ni a él ni al otro. No es una sonrisa triste, ni melancólica, ni feliz. Es una sonrisa simple, lo único simple de mi vida.
Porque ¿A quién se le ocurre olerse a sí mismo? sólo a mí. Olerse a sí mismo es como chuparse un codo.
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1 comentario:
A mí!!!
He hecho eso mil y una veces... olerme los hombros y los brazos y seguir oliendo sus abrazos...
Y me encanta llegar a chuparme el codo... y que me chupen el codo.
Como a Marge xD
Un besote! :)
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