Fue un día 13 de noviembre. No cayó en martes como ayer, pero como si lo hubiese sido, porque ese día se derramaron a 250 kilómetros de las costas gallegas 63.000 toneladas, después de que explotara uno de los tanques del Prestige. Un "barquito" cargado con nada más y nada menos que 77.000 toneladas de fuel, valoradas en 60 millones de euros. Las autoridades tomaron decisiones erróneas (Fraga no, ya que por entonces estaba demasiado ocupado cazando) y al final se armó la de Dios es Cristo.
Yo recuerdo la noticia algo lejana... hace 5 años supongo que estaría en bachillerato. Recuerdo haber visto en la tele "un naufragio más de un barco"... pero el pequeño naufragio sin importancia pasó a ser un desastre ecológico, que afectó también a la economía gallega. Me acuerdo de tragarme debates nocturnos en Crónicas Marcianas, en los que participaban representantes de la plataforma Nunca Mais, igual que recuerdo haber dibujado la bandera negra y azul en mis cuadernos y haber llevado la pegatina. Incluso creo recordar la envidia que me daba la gente que podía irse a limpiar. Yo no podía; tenías que ser mayor de edad y, de todas formas, mi madre no me dejaba.
Fueron las Navidades de hace 5 años cuando hubo un chico gallego que se quedó con el mote de chapapote (por ser gallego y algo pegajoso). El verano siguiente Maite, Sofi y yo descubrimos en Euskadi qué era eso de las Galletas de chapapote cuando se quedaron pegadas a nuestros pies en la playa de Zarautz. O las vimos más de cerca cuando hicimos submarinismo cerca del ratón de Guetaria y veíamos los restos del chapapote que hasta allí habían llegado.
Se supone que las labores de recogida del petróleo que quedaba en el barco han finalizada y ahora, según he leído, se han soldado los agujeros del casco para que la bacterias hagan su trabajo y así el degradado de fuel termine en el año 2020.
Hoy que hablo de Galicia me pongo melosa y me acuerdo de Sofia, que está lejos como yo y que la echo de menos mucho. Te mando un mail a Vigo para que te acuerdes de esta amiga. Pero no sólo tengo que acordarme de Galicia, sino de todo el Norte de España, que continúa llorando petróleo.
1 comentario:
Lo prometido es deuda. Aquí me tienes asomando entre tu morriña y el agua nieve que cae hoy por nuestra Zamora como un anticipo del invierno.
Intentando limpiar de chapapote mi alma, no siendo que se congele y se me quede pegado para siempre.
Un beso y suerte por la hermosa Italia. La cuna, la sábana, la luz, el deseo.
Otro beso.
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