Quería ser imparcial.
No decir un "te quiero" ni dejar escirto que "te odio".
Que no supieras que te necesito aunque sepa que puedo vivir sin ti.
Hacerte ver que quiero algo que no quiero en realidad.
Que lo dejo por imposible aunque quiera que vuelva a pasar.
Intenté no decir nada y decirlo todo.
Y al final te quedaste sin soplar la velas que te había preparado.
Sin palabras, ni visitas ni momentos.
Sin aliento.
4 comentarios:
Tal que así, Martita. Si yo te contara, no encontrábamos velas que dejar encendidas para que se consumiesen sin ese soplo.
Sigue queriendo y no queriendo. Eso es la vida, no hay más secreto.
Mil besicos.
Has cambiado de look, Marta. ¡Bien!
Como dice Berrendita... bueno, mejor me ahorro escribir. Si no entiendo nada es una espléndida ocasión para callar.
Pero, al menos, Marta, así sabrás que sigo pasando por aquí...
Un abrazo.
Ay Martita... la de palabras que nos hemos dejado en el tintero, y las lágrimas que hemos derrochado...
La experiencia nos hará más fuertes, ¿quizas?
Has cambiado el blog, mas oscuro, mas incierto... como tu entrada.. pero hay que seguir...
Un saludo.
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