miércoles, 14 de noviembre de 2007

Cinco años desde el desastre


Fue un día 13 de noviembre. No cayó en martes como ayer, pero como si lo hubiese sido, porque ese día se derramaron a 250 kilómetros de las costas gallegas 63.000 toneladas, después de que explotara uno de los tanques del Prestige. Un "barquito" cargado con nada más y nada menos que 77.000 toneladas de fuel, valoradas en 60 millones de euros. Las autoridades tomaron decisiones erróneas (Fraga no, ya que por entonces estaba demasiado ocupado cazando) y al final se armó la de Dios es Cristo.

Yo recuerdo la noticia algo lejana... hace 5 años supongo que estaría en bachillerato. Recuerdo haber visto en la tele "un naufragio más de un barco"... pero el pequeño naufragio sin importancia pasó a ser un desastre ecológico, que afectó también a la economía gallega. Me acuerdo de tragarme debates nocturnos en Crónicas Marcianas, en los que participaban representantes de la plataforma Nunca Mais, igual que recuerdo haber dibujado la bandera negra y azul en mis cuadernos y haber llevado la pegatina. Incluso creo recordar la envidia que me daba la gente que podía irse a limpiar. Yo no podía; tenías que ser mayor de edad y, de todas formas, mi madre no me dejaba.

Fueron las Navidades de hace 5 años cuando hubo un chico gallego que se quedó con el mote de chapapote (por ser gallego y algo pegajoso). El verano siguiente Maite, Sofi y yo descubrimos en Euskadi qué era eso de las Galletas de chapapote cuando se quedaron pegadas a nuestros pies en la playa de Zarautz. O las vimos más de cerca cuando hicimos submarinismo cerca del ratón de Guetaria y veíamos los restos del chapapote que hasta allí habían llegado.

Se supone que las labores de recogida del petróleo que quedaba en el barco han finalizada y ahora, según he leído, se han soldado los agujeros del casco para que la bacterias hagan su trabajo y así el degradado de fuel termine en el año 2020.

Hoy que hablo de Galicia me pongo melosa y me acuerdo de Sofia, que está lejos como yo y que la echo de menos mucho. Te mando un mail a Vigo para que te acuerdes de esta amiga. Pero no sólo tengo que acordarme de Galicia, sino de todo el Norte de España, que continúa llorando petróleo.

1 comentario:

Ana Pedrero dijo...

Lo prometido es deuda. Aquí me tienes asomando entre tu morriña y el agua nieve que cae hoy por nuestra Zamora como un anticipo del invierno.
Intentando limpiar de chapapote mi alma, no siendo que se congele y se me quede pegado para siempre.

Un beso y suerte por la hermosa Italia. La cuna, la sábana, la luz, el deseo.

Otro beso.