jueves, 25 de marzo de 2010

La rápida sucesión de las cosas lentas

En una décima parte de un segundo puedes dejar en blanco la mente y pensar otra cosa. Y morirte, también en una franja de tiempo tan minúscula. O tan grande, si en realidad no estás hecho de carne. Si no piensas, no comes, no ríes. Si estás en mi corazón. 


Si eres un latido, un abrir y cerrar de ojos es demasiado tiempo. 

sábado, 20 de marzo de 2010

Como una herida en el corazón que no me duele

Un paso. Otro paso. Otro más.
Una y otra vez varios pasos que se alejan.
Y así, con la levedad de mis caderas,
Me alejo. Me marcho. Te digo adiós.

El leitmotiv sigue ahí, no se ha ido,
Pero ya no duele. La herida ha cicatrizado.
Y mientras, paso a paso, poco a poco
Camino sin saber adónde voy.

jueves, 11 de marzo de 2010

A la lima y al limón


¿Quién dijo que los besos son dulces?

Puede que lo sea el que le das a tu abuelo el domingo, el que le das a un niño pequeño o el que le das a tu madre antes de irte de viaje. 
Lo peor son los besos amargos. Cuando son besos de compromiso. Secos, fríos, que saben a almendra amarga cuando deberían parecerse a una garrapiñada.
Afortunadamente existen los besos ácidos. Ésos que saben a lima y limón, a pica-pica, a saliva y sudor. 
Como un caramelo de mojito. 

(No recuerdo quién es el dueño de la foto, pero si ve esto, que se identifique)

lunes, 8 de marzo de 2010

Una dedicatoria

Ayer, mientras nuestro coche aguantaba la nevada escuché esta canción. Desde allí, en medio del puerto, dejamos de ir a Madrid y nuestras mentes se marcharon a Cádiz. Después, me acordé de Berrendita, que la echa de menos, y de Guarismo, que siempre que vuelve de vacaciones se la lleva puesta. Para vosotros, por llenarme de mensajes subliminales la cabeza.



(El vídeo no me gusta y la calidad del sonido no es buena, pero es lo mejor que pulula por Internet)

miércoles, 3 de marzo de 2010

Adicta al periodismo

Si uno no se pone a hacer de periodista no sabe lo que engancha. Y lo que quema. Recibes insultos y algún que otro menosprecio. Te hacen perder el tiempo, te pagan mal y da gracias. Pero, cuando acaban las ruedas de prensa aburridas de temas que nada te interesan, cuando le das al stop de la grabadora y te olvidas de las medias verdades de algunos para escribir sobre lo que de verdad interesa... ¡Qué diferencia!

Engancha más que la coca, los porros o la nicotina. Si pillas un buen tema no duermes y, si lo haces, sueñas con entrevistas imaginarias y noticias que no han sucedido. A veces tienes la suerte de hacer feliz a alguien publicando su historia, haciendo que no caiga en el olvido, que el mundo (o una pequeña parte del orbe) sepa de su existencia. Otras, tienes que "apechugar" con lo que ocurre y aguantar las lágrimas mientras entrevistas a quien lo ha perdido todo. 

He de reconocer que últimamente me estaba replanteando lo de dedicarme al periodismo. La crisis mediática-económica-laboral y la visión de que en mayo puedo haberme licenciado me estaban machacando la cabeza. Pero hoy mi hermano me dijo, entre misterio, que leyera un artículo de Ignacio Carrión que hablaba del periodismo. O de sus problemas. Y... sorpresa sorpresa... me ha cambiado mis expectativas acerca de mi futuro laboral. Me ha animado el día y me ha echo reflexionar. Me ha dado el empujoncito que necesitaba esta semana. Leedlo  si tenéis un hueco y mi ego os lo agradecerá. 

No dudo en que mañana vuelva a pensar si es buena idea, pero he de decir que, por hoy, quiero ser periodista.