domingo, 6 de julio de 2014

My madre y mi gato

Dice Jim Sterne en su libro "Social Media Metrics" que uno no puede crear un blog de éxito si sólo lo leen tu madre y tu gato. 

Me consta que mi madre me lee, aunque no tengo gato... ¿Sólo tengo una lectora, entonces? 

Será que con el proceso este de hacerme mayor, voy perdiendo contacto con quienes me leían y comentaban cuando esto parecía más el diario de una adolescente que un blog serio. Ah, espera, que ahora tampoco es muy serio... 

Pues eso, que esto no lo lee y el tato y ni falta que me hace. Con los años, te das cuenta de que la mitad de los bloggeros sólo gritan a la humanidad: ¡mírame, existo! y parte de la otra mitad sólo están obsesionados con un tema, del que no paran de hablar y hablar... Al principio parecen interesantes: el rollo melancólico vende. Al final dejas de leerlos por cansinos. 

Y, como nos cansamos de nosotros mismos, al final dejamos de escribir. Eso y que lo mismo hemos encontrado la felicidad. Es muy difícil escribir cuando no se añora un amor, una comida, un lugar o un momento de la vida. Siempre me ha costado escribir sobre la felicidad sin sonar ñoña. 

No es un despedida, sino una reflexión. Estoy muy ocupada y tengo poco tiempo para divagar, pero, cuando lo haga, lo colgaré aquí. 

Me vuelvo a mi libro de Marketing y a mis garabatos y esquemas. En octubre, si eso, tendré tiempo de ponerme ñoña y/o melancólica. Mientras, un saludo a mi madre.