lunes, 23 de julio de 2007

... y sin embargo huele ...

Tiene olor. Sí. Lo descubrí hace unos días.

A veces huele bien y a veces mal, pero lo importante es que esa esencia ahora impregnará mi cuerpo. Él y yo juntos formaremos un nuevo olor. Nuestro olor.

Me ha gustado descubrirlo, porque me sorprendí olisqueándole al tiempo que le abrazaba. No tenemos nada, pero hay momentos en que somos un todo. Un sólo cuerpo a partir de dos. No somos todo lo que podríamos ser, pero somos todo lo que necesitamos.

Y a parte de descubrir su mal o buen olor, dependiendo de si se echa ese olor a "sex bomb" que se echa, descubrí más cosas, muchas más. Detalles de su vida que hasta ahora desconocía. Le abrí mi corazón y le mostré lo que pensaba mi cabeza. Le dije todo lo que tenía que decirle, aunque me cuidé de dejar cosas en el tintero. Él también me abrió parte del suyo.

Este nada que tenemos es todo lo que necesito: un poco de cariño mezclado con grandes dosis de humor y una pizca de confianza, aliñado todo de forma sincera. Me gusta esta receta de felicidad. O, al menos, es mejor que el chocolate a secas

miércoles, 18 de julio de 2007

¿A qué huelen las cosas que no huelen?


Es una pregunta que me llevo tiempo haciendo, y no por el anuncio de compresas... sino por algo que me pasó.

Me levanté en una casa que no era la mía, donde no olía a mí ni a ninguna de mis dos compañeras de piso (ahora excompañeras). Pero la casa en cuestión tampoco olía a él. No olia a nada. Ni bien ni mal. No olía, a secas.

Entonces recordé ese olor de mis hombros cuando volvía de entre sus brazos. Cómo sonreía cuando me miraba al espejo de mi casa y olía mis brazos y, por arte de magia, su esencia me impregnaba a mí. Era como tenerlo todavía a mi lado, soplandome en el cuello o detrás de las orejas.

Ahora también sonrío cuando no huelo a nadie. Ni a él ni al otro. No es una sonrisa triste, ni melancólica, ni feliz. Es una sonrisa simple, lo único simple de mi vida.

Porque ¿A quién se le ocurre olerse a sí mismo? sólo a mí. Olerse a sí mismo es como chuparse un codo.

miércoles, 11 de julio de 2007

La Margarita Dijo: NO


Yo antes me conformaba con cualquier niño mono. Ojos bonitos, culo respingón, cara de guapetón... no importaba su cualidad, el caso es poder sacarle partido al chaval. Luego sucedió que encontré un chico poco mono, sin ojos demasiados bonitos, con poco culo y nariz chata. Nadie decía ¡qué guapo! y recordaba haber pensado ¡qué feo! pero le empecé a econtrar cualidades.

Me hacía feliz oír su voz cada día, o leer sus palabras, o pensar todo el día en ese momento en el que nos acabaríamos viendo. Era feliz al escuchar sus canciones, sus bromas, sus poesías... pero también al atender sus problemas y ayudarle a solucionarlos juntos.

Pasaron los años y la margarita se marchitó. Ya no era igual. No me hacía reir, ya no le encontraba esas cualidades. Y cuando las recordaba, él me hacía volver a perderlas al instante. Contaba los días para poder estar a su lado y él pasaba cientos de minutos inventando escuchas para no verme.

De pronto se fue el amor, se fueron las dudas, se fue el cansancio. Se fue todo. Y el todo se lo llevó lejos, a un lugar de donde no ha vuelto. Porque ese que ahora lleva su nombre no es él, yo lo sé. Es otro. Es la persona en la que se convirtió la persona que yo amaba, ésa cuya alma aún sigue encarcelada por sus temores.

lunes, 2 de julio de 2007

Isabel Allende describió La Ciudad de las Bestias


Walimai, quien en su siglo de vida había visto mucho, les contó lo que sabía.

-Los "nahab" están como muertros, se les ha escapado el alma del pecho -dijo-. Los "nahab" no saben nada de nada, no pueden clavar un pez con una lanza, ni acertar con un dardo a un mono, ni trepar un árbol. No andan vestidos de aire y luz, como nosotros, sino que usan ropas heliondas. No se bañan en el río, no conocen las reglas de la decencia o la cortesía, no comparten su casa, su comida, sus hijos o sus mujeres. Tienen los huesos blandos y basta un pequeño garrotazo para partirles el cráneo. Matan animales y no se los comen, los dejan tirados para que se pudran. Por donde pasan dejan un rastro de basura y veneno, incluso en el agua. Los "nahab" son tan locos que pretenden llevarse las piedras del suelo, la arena de los ríos y los árboles del bosque. Algunos quieren la tierra. Les decimos que la selva no se puede cargar a la espalda como un tapir muerto, pero no escuchan. Nos hablan de sus dioses y no quieren escuchar los nuestros. Son insaciables, como los caimanes. Esas cosas terribles he visto con mis propios ojos y he escuchado con mis propias orejas y he tocado con mis propias manos...

El viaje de Said




El viaje de Said obtuvo el Goya 2007 al mejor corto de animación... es precioso... no soy capaz de encontrarlo por la red, pero por lo menos está colgado el trailer.