domingo, 22 de febrero de 2009

Morticia


Compras unas alas negras en los chinos más cercanos. Te pintas las uñas de negro. Te pones medias negras, botas negras, vestido negro y camiseta encima del vestido. Cuanto más capas y más pintas raras mejor. Luego toca accesorios varios: collares con pedruscos gordos, reloj negro, pulsera negra, pendientes negros, cinturón de tachuelas o cualquier cosa metálica. El mejor momento llega cuando tienes que darte kilo y medio aproximado de maquillaje mezclado con pintura blanca para quitar cualquier tono de piel humana que pueda tener tu cara. Con paciencia conseguirás un tono de piel similar al de un cadáver. Luego te pintas los ojos negros, muy negros. Una mezcla entre "llevo doce horas de fiesta y encocado" y "no tengo pigmentos".
Y en un periquete ya tienes un traje de carnaval de... digamos... ángel caído.

sábado, 14 de febrero de 2009

El maravilloso miedo de tenerte a mi lado

Los nervios del día de antes del estreno. El miedo a perderte, a que todo se enfríe, a que llegue un día en el que nada sea lo mismo. La calma que siento cuando me quitas el pelo de la cara. La conversación. La pasión. Los paseos en noches frías por una ciudad vacía de gente. Conocerse poco a poco. La felicidad compartida. Los viajes fracasados. Enfadarse y contentarse. La pena y la alegría.

El amor es esa simbiosis entre tú y yo. Es una espiral que gira y gira, nunca es igual. Y en el epicentro de este tornado estamos los dos. Soñando con los ojos abiertos.

martes, 10 de febrero de 2009

Descanse en paz


Tras 17 años de batalla contra la vida y 11 años contra la justicia italiana, el corazón de Eluana Englaro dejaba de latir. Y no moría, porque lo que hasta ayer tenía no podría llamarse vida. Ayer se fue para dar ejemplo. Porque una se muere cuando puede, no cuando le dicen. Porque a nadie se le puede obligar ver a tu hija o amiga envejecer año tras año conectada a un aparato.

Descanse en paz Eluana
Descansen en paz sus amigos
Descanse en paz su padre

viernes, 6 de febrero de 2009

Las otras razones

Unos padres que están trabajando. Un hermano al que no se le ve el pelo. Unas amigas desaparecidas en combate. Una noche del viernes que pasaré sentada en el sofá. Una promesa que, como tantas, va camino de caer en saco roto.

En un día ya he encontrado cinco razones por las que no es buena idea quedarse aquí. Y sumando... cuando lleguen a 10 se compensarán y tendré que volverme a Madrid. Allí por lo menos no hace este frío.

miércoles, 4 de febrero de 2009

De cómo volver a ser alumna de primer curso

Me pide José que actualice. Y hoy no tengo muchas ganas, pero se intentará algo decente. Todo sea por el intercambio de información: tú con tus libros y películas y yo con mis canciones raras y mis blogs. Ya un día de estos, cuando mi alegría latente se vuelva crisis exisencial, me pondré en serio con eso de escribir lo que uno quiere decir y hacerlo bien.


Mientras eso no ocurra, seguiré estudiando con música rara y por primera vez realmente en serio, sin distracciones serias, sin tener que irme a trabajar, sin salir de fiesta. Y resulta extraño pensar que, pese a que este año todo hace prever una mejora sustancial en mis calificaciones académicas, me temo que el año que viene no acabo la carrera.

Es que hoy, cuatro meses después de empezar las clases en la Universidad Rey Juan Carlos, ha llegado la carta de convalidación de mis créditos. Y resulta que, de repente, el examen del 17 no es necesario que lo haga, porque ya tengo aprobada la asignatura. Y que no tengo que estudiar inglés, porque no necesito más créditos de libre elección.

Lo malo (porque todo tiene algo malo, como el chocolate, que engorda) es que vuelvo a ser alumna de primero, y de segundo, y de tercero... tengo 7 asignaturas mínimo que hacer si quiero ponerme al nivel del resto de mi clase. Y ni siquiera matriculándome en 12 (sí, 12) y veraneando en la biblioteca municipal de Toro, conseguiré quitármelo todo de encima.

Así que recordad esto: si se os pasa por la cabeza cambiaros de universidad, pensad en otra cosa... yo que sé, en payasos.