lunes, 19 de diciembre de 2011

Missing you


Echar de menos es un mal sentimiento. Te deja impotente y te come el alma. 

Poco a poco, sin prisa, te va quitando un poco de alegría. Un poco cada día. 

Echar de menos es no sentirte cómodo donde antes lo estabas. Es que te falte algo o alguien. Que se te corte la respiración o se te vaya el pensamiento hacia otra parte. 

Echar de menos significa querer más de lo que se tiene; querer vivir más de lo vivido. 

Echar de menos es beber un sorbo de cava pensando en lo maravilloso que sería acabarse la botella. 

jueves, 15 de diciembre de 2011

Todo lo que ha sido


Con tu sonrisa de oreja a oreja y tus aires desenfadados. Con tu barba de dos días y tu puñado de canas entre todo el moreno de tu cabeza. Con tus ojos color miel, que solo son dulces si los miras a un palmo de distancia. Con tus besos de tornillo y tu tos mañanera. Con las diferencias políticas y nuestras variadas formas de entender la realidad. Con tu idioma y el mío. Con tu lengua y la mía. Con tu mano en mi cintura, tus dedos en mis rizos. 


Me quedo hasta con el sabor del tabaco en tu boca. 

Con lo malo y, sobre todo, con lo bueno. 

martes, 6 de diciembre de 2011

Escribir un blog


-¿Cómo escribes?, preguntas. 

-No lo sé, no lo pienso. Solo escribo. 

-A mí no me sale escribir bonito. 

-No sé, a mí me sale sin pensar. Es una necesidad, un alivio. 
Si estoy triste, si estoy contenta. O si estoy enfadada. 

A veces cierro los ojos y pienso diez segundos. Entonces escribo según pienso, sin filtros ni releerlo. No creo en la idea de los blogs repensados. Soy demasiado cursi como para tener que releerme. 
Otras veces abro los ojos, miro a mi alrededor, y lo intento contar. O miro a mi interior. Lo único que importa es escribir. Lo demás, es lo de menos. 

domingo, 4 de diciembre de 2011

Va a doler

No puedo evitar tener la sensación de que este momento se me escapa de las manos. Cuando me relajo, respiro tranquila y me siento feliz no consigo dejar la mente en blanco.
Ya queda poco y va a dolerte, me dice la cabeza. Vive el momento, el corazón.
¿Podré volver a mi vida así como si nada? Aún no quiero despertar.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Cambridge te quiero

Que no quería venirme es algo que saben todos los que me conocen... Que mi cabeza sigue en Perú, quienes me hablan.
Pero pocos saben que, aunque los primeros días fueran duros, al fin y al cabo Cambridge es una ciudad bonita.
Aunque haga frío y no estés tú. Aunque intente reemplazar los latidos por simples escalofríos.
Solo busco sonreir.
Y Cambridge, con sus cielos tristes y su chocolate caliente, se deja querer


domingo, 16 de octubre de 2011

Bye bye!


Otra vez me marcho. Más cerca y con la mitad de equipaje. 
Como cada dos meses, de Madrid al cielo. 
De Barajas a Gatwick. 
Adiós España
Hi Cambridge!

miércoles, 12 de octubre de 2011

Mi verano resumido en siete minutos


El domingo conté mis experiencia en Perú a la gente de la ONG Bajar a la Calle Sin Fronteras. Aquí os dejo un resumen que utilicé y que recoge, en siete minutos, todo un verano. 

jueves, 29 de septiembre de 2011

Buscar trabajo cansa

Desde mi vuelta a España he estado haciendo lo mismo que cuatro millones de españoles: buscar trabajo. Y he de decir que, hasta el momento, sin resultado. Está chungo lo del periodismo. ¿Quién habló de futuro laboral negro? Es presente negro. Así que, después de hacer y rehacer currículums y cartas de motivación, en inglés y español, rellenar decenas de formularios por internet y ver ofertas... y más ofertas... y más... hace poco me compré un vuelo. Me marcho otra vez, sí. 

Hace unos meses me uní a un grupo de Facebook que decía: "En España, cuando se termina la Universidad hay tres salidas: por tierra, por mar y por aire". Yo escojo el aire. El 18 de octubre embarco hacia Inglaterra, destino Cambridge. Será solo por dos meses y para estudiar cuatro o cinco horas al día inglés a saco. Examinarme del First y mejorar inglés. 

Y después... Navidades. El resto de mi futuro os lo desvelaré en año nuevo. O en Nochevieja, si se me sube el cava. 

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Un colegio para olvidadizos

El pasado jueves fui a comer a un restaurante con mi abuelo y sus compañeros de clase. Los familiares nos reuníamos porque hoy es el día de la lucha contra el Alzheimer. Mi abuelo no tiene esta enfermedad, pero igualmente le beneficia ir todas las mañanas al centro de día donde hacen actividades. Unos días musicoterapia, otros escritura, cuentas o simplemente charlar. Él está entretenido y de mejor humor y mi abuela descansa un poco de estar pendiente todo el día de otra persona. 


Hace un rato decían en la radio que hoy es el día para acordarse de los enfermos y de sus cuidadores. Porque, en algunas fases de la enfermedad, la persona no se acuerda de qué comió el día antes, pero tiene una memoria exquisita de sus días de niñez. Uno de los compañeros de mi abuelo se pasa el día jugando y cantando, otro tira de la falda a las mujeres como si fuera el patio del recreo y otra se ha vuelto coqueta desde que empezaron los primeros síntomas.

Los ves juntos en clase y te das cuenta de que se han vuelto niños. La diferencia, además de la edad, es que los niños aprenden y ellos olvidan. Poco a poco. Lentamente y, a veces, de repente. Es una enfermedad degenerativa y, como todas, va machacando a quienes les rodean. Por eso hoy me quiero acordar de los cuidadores. De quienes levantan, asean, visten y llevan a los talleres a los enfermos de Alzheimer. De quienes se preocupan por buscar fondos e instalaciones donde poder trabajar con ellos. De quienes tienen que ser fuertes para poder cuidar a niños de 70 años.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Vuelta a la realidad

De vuelta a Toro, al mundo real, todo parece igual, pero ha cambiado. Parece mentira que dos meses pasen tan rápido y ocurran tantas cosas. O que, ahora, ponga la televisión y no sepa en qué canal emiten los programas que ya estaban en junio. ¿Qué le ha pasado a la tele, que está todo revuelto? 

También cambia el grupo de amigos y, por eso, en dos meses la defensora a ultranza de la independencia de la mujer actúe como una casada. Y al revés: la casada se pasa a soltera y vuelve con fuerza. Me voy dos meses y los que se quedan siguen su vida. Y en esa vida yo no tenía espacio. Era una vida seguida por Facebook. 

Cambia todo y cambio yo. Me han cambiado, espero que a mejor. Me cuesta explicarlo, porque aún está por digerir. Desde que llegué todo parece un poco loco; me sigo parando por la calle a saludar a gente, a ratos me siento ausente, por momentos me vuelvo triste, sonrío cuando miro las fotografías... pero por mucho que lo intente es difícil expresar con palabras todo el cariño que me han dado este tiempo. 

Puedo decir que no quería volverme a España y que me digan que me entienden, pero no sé cómo explicar qué se siente al estar en mi lugar. Quizás por eso este es un momento de transición, de búsqueda de empleo  (sin suerte por el momento) y de echar becas... o sino a estudiar inglés. Eso es lo que le cuento a quienes me encuentro por la calle. Mientras, en Perú Deisy me dice que me echan de menos y me quieren mucho. Y no os podéis imaginar lo que las extraño yo. Todo lo que tengo que agradecer. La vuelta al mundo real se hace difícil. 

lunes, 29 de agosto de 2011

NUNCA VIAJES CON PERUVIAN AIRLINES

Mis dos últimos días en Perú aprendí una cosa muy importante: Volar con Peruvian Airlines es un error. O intentarlo, que es lo que yo hice. ¿Por qué? Os cuento... 

El vuelo Cusco-Lima ida y vuelta me salía mucho más barato con Peruvian Airlines que con otras compañías, pero al final resultó que los anuncios de detergentes tienen razón y lo barato sale caro. Y tan caro... el vuelo de ida me lo cambiaron y listo. El problema llegó a la vuelta... Estate dos horas antes en el aeropuerto y no tendrás problemas...  y una mierda. 

El martes llegué al aeropuerto del Cusco a las 9 y algo de la mañana. Mi vuelo tenía que salir a las 11.40 y llegaría a Lima a la 1 de la tarde, un día antes de mi vuelta a España: lo justo para que me diera tiempo a comprar las cuatro últimas cosillas que quería traerme a España. Pues bien, no había vuelos, ni los habrá en tres meses. No había plazas suficientes en otras aerolíneas para que volásemos todos... y fui idiota y, en vez de comprar otro vuelo de otra compañía, me puse a quejarme. 

Poner hojas de reclamación a la aerolínea y en la oficina del consumidor, hacer colas, pasarme nueve horas sentada en mi maleta, llamar desde el móvil... un dineral que me he gastado. En la embajada de España me colgaron el móvil; en el Consulado de Cusco estaban missing. Finalmente, con declaraciones a periodistas y todo, tres españoles y tres colombianos nos quedamos a dormir en un hotel. Otras 33 personas tampoco pudieron volar. Ni que decir que Peruvian Airlines no nos pagó nada; solo nos dio un bizcochito para callarnos la boca. Tampoco nos informaban de nada y, cuando lo hacían, resultaba ser mentira. 

Al día siguiente estábamos allí a las seis de la mañana esperando un vuelo. Mucha gente se había ido en bus, así que yo estaba la número uno... pero a las 18.40 salía mi vuelo de Lima y estaba nerviosa+cabreada. En la embajada por fin me hicieron caso, porque ya éramos 15 personas. Puse mi límite para comprar vuelo a las 12 de la mañana y a las 10 y algo nos dieron billete. Finalmente, el vicecónsul español acudió al aeropuerto y unos minutos después todo el mundo embarcaba con LAN. 

Moralejas: Si te pones bruta, es más probable que te hagan caso. Las tragedias unen: con la espera hice amigos. No te calles y quéjate: reclama lo tuyo. Y la más importante: Nunca vueles con Peruvian Airlines. 

sábado, 20 de agosto de 2011

Volver sin regresar del todo

Hoy podría ser un día especial porque he aterrizado en Cusco entera y es una ciudad preciosa. O podría ser un día feliz. O un día triste. Pero no. Hoy es un día tremendamente triste. Con esa tristeza que se te queda en la mitad de la garganta y que te oprime el pecho, que no te deja respirar. Que te hace querer llorar y gritar y patalear. Y decir mamáaaaa.

Es una tristeza autoprovocada, pero de la que prometo no arrepentirme nunca. Todo el mundo decía que estos dos meses me cambiarían; yo aún no he descubierto en qué. Supongo que valoro más algunas cosas que antes. El dinero, la familia... todo lo que tengo y que nunca me he puesto a pensar en por qué lo tengo.

Pero como hay demasiada gente que sufre, yo quiero acabar un post feliz. Con una sonrisa amarga, en la que una lágrima se desliza por la comisura de los labios y te armas de valor para decir a quien tienes abrazado que no llores cuando tú lloras mares. No quiero quedarme sin palabras y que el llanto lo ocupe todo. Hoy no. Hoy toca recordar con amor y dar gracias a todas las personas con las que me he cruzado en mi estancia en Jaén. Porque son quienes realmente dan sentido a mi viaje.

lunes, 8 de agosto de 2011

Falta la plata

El problema principal de casi todos los peruanos con los que he hablado es uno: falta plata. Cuando visité los colegios de la región de Amazonas tuvimos la oportunidad de hablar con los propios profesores y ellos nos contaban qué necesidades tenían. Y son muchas.

Dejando aparte el hecho de que en Perú nadie puede beber agua directamente del grifo, las necesidades a veces son cosas que se dan por hecho. Como tener una carretera o camino que lleve al pueblo y que no se bloquee cuando llueve, algo que ocurre cada poco. O una línea de teléfono o, en su defecto, cobertura móvil. Ya no hablamos de Internet...

Estoy hablando de que con muy poco dinero aquí se pueden hacer muchas cosas. En el colegio de El Porvenir estaban contentísimos porque una asociación española les había regalado un ordenador y porque, con el dinero del café que cultivaban en la chacra del colegio, habían podido comprar vídeos. Un simple reproductor de vídeo cambia el día a día de todo un colegio... alucinante.

En Bellavista un colegio había tenido que poner dos turnos de clases porque se había venido abajo uno de los edificios... en enero. Aún estaban esperando a recibir fondos para volver a levantarlo. Ese mismo colegio tenía un taller de carpintería equipado y cerrado, porque ni el Ministerio ni la Municipalidad pagaban un profesor que supiera manejarlo.

Y más de cerca... Michel (léase Maicol), el hijo de la cocinera, tiene que pagar 120 soles cada tres meses para estudiar. Las chicas que estudian en el Instituto Pedagógico de Jaén 150 soles. Unos 30 euros... que mucha gente no puede pagar. Si echan cuentas dan ganas de llorar y una se siente culpable. En un fin de semana gasto más de 30 euros fácilmente.

Si un fin de semana me quedase en casa en vez de salir, podría pagar los estudios de Michel. O de Litza, o de Mercisa, o de Jany. Porque 30 euros en Perú son mucha plata.

Mi trabajo en Perú

Dada la insistencia de algunas personas, les voy a contar qué estoy haciendo acá en Jaén. Y así se quedan más tranquilos quienes creen que de repente me volví loca y decidí marcharme a la otra parte del mundo así sin más.

Lo cierto es que hago de todo. O de casi todo. Algunos días me quedo en la residencia y ayudo a alguna de las chicas con sus trabajos de clase.. les corrijo las faltas, les explico algo que no entiendan, les ayudo a hacer la presentación Power Point... cosas así. Otras mañanas me voy con la Hermana Sonia. Cuando no tengo nada que hacer, ayudo a Teresa en la cocina o me dedico a mis labores: Internet (actualizo esto), hago la colada (la lavadora no ha llegado a la residencia), etc. También hago Power Points para las hermanas y trabajo en la chacra cabando o sajando troncos (más divertido, porque me recuerda a Aladín).

Desde que las chicas empezaron con las vacaciones, además les he dado clase de lengua, porque tienen problemas para diferenciar la c, la s y la z y algunas ponen las tildes al tuntún. También hemos dado errores básicos, he jugado con ellas al Scrabble (me estoy haciendo una máquina de ganar), Scrabble y Cifras y Letras, estos últimos hechos a mano por una servidora. Y también clases de Word, Power Point y Excell. Y en estos días Movie Maker.

Con las hermanas también he tenido trabajo, especialmente las primeras semanas. Estuve dando clases de estilo de redacción y un repaso de lengua durante 3 días a los trabajadores de la Oficina Diocesana de Educación... estuvo guay. Me lo pasé muy bien y se nota que les interesaba. También estuve dando un par de talleres para profesores con la Hermana Sonia en Pucará y Bellavista.

Sonia siempre me hace hablar en público y estoy cogiendo soltura a eso de contar mi vida a desconocidos. Y ya no me resulta raro ir por la calle y que los niños me señalen. Sí, soy muy pálida. Sí, soy muy alta. Sí, mi pelo es fino y más claro. Sí, Quechua es una marca de ropa... Así que ya ven: estoy bastante entretenida.

viernes, 5 de agosto de 2011

La odisea de comprar vuelos desde Perú para Perú

Hoy iba a escribir una entrada diferente. Una que hablara de la política en Perú o de las chicas; pero no. No puedo. Hoy a las nueve de la mañana encendí el ordenador para intentar solucionar un problema que llevo dos días arrastrando: la compra de vuelos.

Les cuento: el día 23 debía coger un vuelo de Chiclayo a Lima para, el 24, cogerme el vuelo de vuelta a España (que llega el 25, por cierto). Pero he decidido no quedarme con ganas de ver el Machu Pichu y viajar el 19 a Cusco. El problema llega ahora: pagar los vuelos.

Dinero tengo, ese no es el problema. El problema es que la compra segura de mi tarjeta ha decidido estropearse hoy precisamente y así, por arte de magia, me he quedado sin poder pagar mis nuevos billetes. Ni mis padres, ni mi hermano, ni mi cuñada tienen compra segura... así que estoy como loca buscando amigas con esa opción antes de que suba el precio de los vuelos. Porque, oh, sí, resulta que hoy es viernes y en España ya están cerrados los bancos.

jueves, 21 de julio de 2011

Perú es proliferación de niños

Cuando uno pasea por las calles de Perú o viaja por caminos o carreteras suele fijarse en dos cosas: una es el paisaje, con grandes contrastes, y otro es la cantidad de niños que hay por todos lados. En España no sabemos qué hacer con nuestros mayores y, especialmente en los pueblos, faltan niños y jóvenes. Aquí los niños parece que nacen y crecen solos.

Si uno pasea por la calle seguro que se cruza con niños jugando en chancletas o descalzos y llenos hasta arriba de polvo o barro. Una de las cosas que más me impresionaron fue ver a un niño que se había meado los pantalones y seguía jugando y corriendo descalzo, dando saltos entre las zanjas de las obras de alcantarillado. Medio Jaén está abierto en canal y los niños tienen su zona de juego en las trincheras.

Esta gran cantidad de niños también trae consigo un buen número de abandonos familiares. Está a la orden del día el abandono de los niños por parte de sus padres, especialmente los hombres. La sociedad aquí es bastante más machista que la española, especialmente en los pueblos y en las zonas más aisladas, como la selva, donde el Apo, siempre varón, es la máxima autoridad. Muchas chicas se quedan embarazadas rondando los 18 años y se dedican a tener hijos, cuidarlos, atender la casa... y el marido a tomar (a beber). Otras son abandonadas por sus parejas. Algunos hombres van dejando hijos a su paso sin importar quién los va a alimentar. O cómo.

Especialmente en la selva, la idea generalizada entre las adolescentes peruanas es tener hijos cuando terminan secundaria, si es que terminan. Eso ocurre cuando tienen 15 o 16 años. Mis chicas dicen que ellas, como están estudiando carreras, no van a ser así, pero que en sus comunidades nativas es lo normal. Ellas son las futuras líderes de su comunidad, en las que el Apo, siempre el y nunca la, seguirá tendiendo la primera y la última palabra.

miércoles, 20 de julio de 2011

¡Cómo echo de menos mis desayunos en España!

Si hay algo que eche más de menos de España, además del agua caliente y el agua potable, es mi desayuno con leche, colacao y cosas ricas. Y no es que aquí no esté rico, sino que no es lo mismo. Primero es importante tener en cuenta la ingesta masiva de papa, camote y yuca, o las fuentes de cebolla cruda como suculento desayuno (a las que ni me acerco, por cierto). No tengo nada contra la papa, el camote o la yuca, pero es que las como a todas horas y el desayuno se diferencia del resto de las comidas en que se come otra cosa.

Para entendernos, el día que estuvimos al departamento de Amazonas (no confundir con Loreto, donde pasa el río Amazonas), desayunamos arroz con pollo. A la hora de comer, comimos arroz con gallina. ¿Y a que no saben qué había para cenar? Pollo. Y arroz. Afortunadamente, en El Porvenir, un pueblito perdido entre montañas con una laguna artificial muy cuca, nos dieron rosquillas y ya no cené. Pero dos días después, en otro viaje, volví a desayunar y comer lo mismo. Cuando se sale no hay mucha variedad.

Hay días que me gusta: el pan, el queso, la leche de soia (soja)... pero odio con todas mis fuerzas algunos de los brebajes que preparan. Especialmente el shampoo, que es una bebida que lleva quinua, azúcar y manzana y que sabe fatal. Yo he optado por pasarme a la leche de vaca de toda la vida... pero no todos los días hay. Y, en caso de cebolla, un tomate, una naranja o cualquier fruta que pille. En la variedad está el gusto.

¿Cómo puede estar buena una cosa que se llama shampoo?

lunes, 18 de julio de 2011

La residencia Nazaria Ignacia

Tres monjas y 18 estudiantes (tres de ellas postulantes) viven en esta residencia para chicas indígenas que estudian en institutos y universidades de Jaén gracias a una beca retributiva o a la ayuda económica de algunas personas. Proceden de familias muy pobres, algunas con problemas graves, pero todas parecen irradiar un aura de felicidad que me resulta inusual.

Doña Tere es la cocinera, una mujer gordita y curiosa, que me pregunta sobre la comida española. Me gusta echarle una mano siempre que puedo y ella siempre me explica cómo se cocinan algunos platos peruanos. Cocina genial, me encanta la comida de aquí (desayunos a parte, pero eso ya es otro post).

La Hermana Nubia me lleva a ver las obras de la nueva capilla de la parroquia, junto a la actual, muy chiquita, que se llena cada domingo. Me presenta al Presidente de la parroquia, un hombre simpático con problemas de diabetes. La diabetes es una enfermedad que preocupa mucho a la gente de acá, cuando en España se medica uno y se cuida un poco y hace vida normal.

La casita tiene un huerto, donde hay varios árboles frutales: limones (limas en realidad), higos, papayas, mangos... ¡Y carambolas! Me encanta la carambola, tan rica, como un níspero ácido. Y si se cuece sale un refresco muy rico también. Lo que acá llaman berenjena es una especie de tomate de árbol que tiene textura como de papa pero forma de tomate. La hermana Hermelinda lo desayuna mezclado con piña porque reduce el colesterol.

Mi primera noche las estudiantes me atosigan a preguntas durante la cena: qué estudio, cómo es mi familia, dónde vivo... y me parece imposible aprenderme todos sus nombres. Me sé sólo uno: María Linda, porque me pongo a revisar un proyecto que está haciendo. Luego, todas dan gracias a Dios por mi llegada. Yo le agradezco más a Sonia, a su sobrina, a las hermanas de Lima, a Daniela y a Ana Pást.

viernes, 15 de julio de 2011

Jaén de Bracamoros

Seis horas separan Chiclayo de Jaén por carretera. Pues bien, yo fui dormida todas esas horas. A las 5.30 llegué a la estación de Transportes Línea de Jaén, me bajé y vi a una mujer morena con gafas. Supuse que era Sonia y ella que yo era Marta. Estaba un poco adormilada después de todo el viaje, tenía algo de frío, había mucho jaleo de gente y el suelo estaba lleno de barro. Logramos que los taxistas nos dejaran tranquilas y fuimos a coger nuestra movilidad (o sea, una furgoneta). 

La residencia estaba a escasos cinco minutos, pero solo recuerdo que la hermana Sonia se quejaba de que las obras: tenemos medio Jaén levantado. A la llegada a la residencia, me esperaban chicas y, supongo, las hermanas. Y digo supongo porque solo recuerdo que Merly, Linda y Rosa (entonces me dijeron su nombre pero no lo aprendí) me subieron las maletas, que yo veía un montón de chicas bajitas y morenitas que me decían sus nombres y me daban un abrazo y yo estaba dormidísima. También recuerdo que una de ellas se levantó con más cara de sueño que yo y nos reímos de sus pintas. 

Dejaron mis maletas junto a mi litera, me dijeron cuál era mi armario y donde estaba el baño y automáticamente me puse el pijama y me acosté. Y dormí por primera vez en mi cama de Jaén. 

sábado, 9 de julio de 2011

Chiclayo, la ciudad de la amistad

A Chiclayo la llaman la ciudad de la amistad. No sé si será por la ciudad, pero yo hice amigos. A la llegada al aeropuerto, con dos horas de retraso, me esperaba Janet, la sobrina de Sonia. En la estación de autobús me cogí la última plaza disponible para el viaje de seis horas a Jaén, que, por cierto, hice dormida de principio a fin. Estaba muerta de cansancio y el bus era muy cómodo, con asientos reclinables y todo. Pero lo mejor era que, al comprar el billete, ibas a un mostrador y se quedaban con tu equipaje. Luego ellos lo subían al bus y todo y ya en Jaén ibas con el resguardo y te lo sacaban del bus. Se acabó el darse un golpe con la puerta del maletero del bus.

Janet me invitó a cenar pollo a la brasa, típico de Chiclayo, y me llevó a ver la plaza de armas, que no es más que la plaza mayor de cada ciudad peruana. Luego cenamos en su casa, con sus hijos. La hija era muy maja y el niño no me dejaba en paz para que jugara con él. Parecía que iba a hablar, pero no pronunciaba casi. Tiene un  retraso en el desarrollo. Su madre me explicó que de bebé vivían más cerca de la selva y allí había tenido unas fiebres tan altas que le habían afectado al cerebro. Los médicos dicen que no tiene daño cerebral, pero sí un retraso en el ritmo de aprendizaje. Será un niño normal, pero cuando ya sea un hombre. Pese a todo, Harold, que es como se llama, es un niño cariñoso y muy listo, que aprovecha cada ocasión para robar Coca Cola y papas fritas del plato de su hermana. Después de la cena y antes de volver a coger el bus, Janet ya me avisó de que, en agosto, me manda a su hija a Jaén para que esté con nosotras. Así que ahora tengo amistades en Chiclayo, que tampoco está mal.

miércoles, 6 de julio de 2011

Lima

Las bocinas de los taxis suenan como los coches de choque. Los autobuses son antiguos pero con encanto... por fuera, claro. Al estilo de los que se ve en la televisión cuando hablan de Cuba. Y las furgonetas con asientos, llamadas combi, son un medio de transporte habitual para recorrer las cuadriculadas calles de Lima. Bloques de hormigón pintados de todos los colores forman esta ciudad cuadrada, que parece sucia, pero cuya gente es risueña. La humedad llega casi al cien por ciento. Esta es una ciudad que se te pega a la piel.

lunes, 4 de julio de 2011

El Colegio de Lima (o ensayo sobre la movilidad)

Las Misioneras Cruzadas de la Iglesia tienen un colegio en Lima, el Nuestra Señora del Rosario, en un barrio mucho más humilde que en el que viven, que ya de por sí es un poco chungo. Se llama San Martín de Porres, tiene algunas calles privadas cercadas, para que no puedan entrar más que los vecinos, y algunos taxistas no quieren ir allí de noche. Con eso queda dicho todo, ¿No?

Algo tiene diferente este barrio, además de estar en la zona alta de una de las montañas secas de tierra oscura que cierran Perú por el lado contrario al Pacífico. Y es que por esta barrio circulan mototaxis. De los creadores del taxi cuchambroso con taxita loco y  del "señor que grita las paradas abriendo la puerta de la combi (furgoneta) en marcha" llegan los mototaxis: hijo de una motocicleta y un sofá de casa. Vamos, que hoy me he dado cuenta de que si no he tenido un accidente de tráfico en Lima es por casualidad.

Moverse por Lima es divertido. La gente huele mal y no entiendo una mierda cuando hablan entre sí, pero hay muchas formas de moverse por acá: carro (vehículo propio), taxi en buen estado, taxi cuchambroso, combi, autobús cuchambroso, metropolitano (autobús en buen estado que tiene paradas fijas tipo el metro) y mototaxi. Y te puedes encontrar un taxista metido en una secta al que te toque aguantar de camino al aeropueto porque te va a cobrar 16 soles por un viaje que valdría unos 10 más (16 soles = 4.5€) y ver cómo Rosita, una monjita muy pacífica, se cabrea por momentos porque él se está metiendo con la Virgen María.

Al final, acabé en el aeropuerto viendo una película (gentileza de Ana Pé) y comiendo una bolsa de chifles (plátano verde frito como patatas fritas de bolsa). ´Del colegio no os cuento más, porque casi no vi nada. Estuve fisgando en Internet lo de la SGAE y haciendo invitaciones para la fiesta del maestro, que es mañana y que aquí se celebra como una gran fiesta. Solo una cosa que me llamó la atención: aquí danzas tradicionales es una asignatura. Curioso.

domingo, 3 de julio de 2011

Miski Takiy

La televisión de Perú no se parece mucho a la española. El periodismo televisado tampoco: mucho peloteo y muy buenas palabras, demasiada opinión dentro de lo que debería ser noticia. En TV Perú (léase tebe, ya que la uve solo existe en el diccionario de la RAE) hay información, documentales y folclore, mucho folclore. En español y en quechua, el idioma que se habla por la zona del Cuzco, que a mí me suena tan raro como el árabe o el chino.

Trajes coloridos, flautas preciosas y genialmente tocadas, guitarras extrañas y cantantes con voz chirriante que, para mi gusto, desafinan. No me gusta mucho esta música, aunque sí las flautas y quenas. En TV Perú los domingos por la tarde dan Miski Takiy, un programa dedicado al folclore y la cultura inca, que hoy versa sobre el 7 de julio, cuando celebran el 100 aniversario del descubrimiento del Machu Pichu.

La mayor parte de los peruanos, sin embargo, no han estado ni pisarán jamás en el Machu Pichu, sin embargo te hablan con orgullo de la ciudad de sus antepasados. Este es un pueblo orgulloso de sus raíces y, creo, un tanto avergonzado de lo que representa hoy en día. Creo que hay un halo de desesperanza generalizado. Mientras, los niños, ajenos a todo, parecen felices.

sábado, 2 de julio de 2011

Días de (24+7=) 31 horas

¿Has tenido alguna vez la sensación de que es el final, de que vas a morir en un accidente de tráfico? Que es algo inevitable, que está ahí y en cuestión de segundos, o de centímetros, se decidirá el darte o no el golpe con el coche. Pues es la sensación que he vivido hoy... unas cuatro veces en diez minutos.

Hoy he cogido mi primer taxi en Lima. El caos por las calles de Nápoles son un juego de niños comparado con el tráfico de Lima. Ponte a coger un taxi: que si regateo, que si me llevas, que si las maletas pa aquí o pa allí... cuando nos hemos decidido llega el taxista y, a mitad de viaje, para a repostar gasolina. ¿Pero qué es esto? Lima está en pleno sábado noche: tráfico y neones. Carteles que anuncian desde un dentista a un restaurante, pasando por un centro de desintoxicación.

Me siento un poco culpable, porque han esperado casi dos horas por mí. El vuelo salió y llegó con una hora de retraso, más aduanas, visados, equipaje... y despedidas. En 12 horas se hacen amigos. A mí me tocó como amigo un niño catalán de siete años que iba a Lima a pasar las vacaciones con sus abuelos. ¡Él solo! Repito: Siete años. Solo. Doce horas de vuelo. Esas mismas horas que me he pasado en modo madre.. ¡Era tan pequeño!

Ahora ya estoy en la cama de la casa de las monjitas de Lima. Cenada, sin sueño y sin haber dormido ni gota en todo el vuelo. Y muy muy cansada.

viernes, 1 de julio de 2011

Llegando a Madrid

Una carretera es el principio del comienzo de este viaje. Un camino que recorro siempre que vuelvo a mi casa de Madrid, solo que esta vez no tengo casa. Mientras los pinos pasan y pasan, atrás quedan bodegas, campos más amarillos que verdes y algún castillo o torre de iglesia de pueblo.

A veces sigo las vías del tren con la mirada del autobús. Otras veces cierro los ojos sin dormirme. En unos kilómetros la tierra pasará a tener un aspecto más montañoso. Como es verano, no habrá nieve. Pero tampoco sol.

Estoy más espectante que nerviosa. No me da miedo lo que vaya a encontrarme, sino si sabré apreciarlo. Todos dicen que este tipo de experiencias de cambian, espero que a mejor. Mientras, sigo pensando a qué dedicar las horas de vuelo que me tengo que tragar. Mañana a estas horas llegaré a Lima.

miércoles, 29 de junio de 2011

Un verano de 40 días

Cuando pienso en verano no recuerdo largos días en la playa y tumbonas de piscina. No me acuerdo de litros de sangría, de caminar entre guiris ni de pasear por paseos marítimos. Soy de tierra adentro, sí, pero tampoco puedo decir que, para mí, el verano implique estar ociosa.


Desde que empecé la carrera todos los veranos he trabajado. Todos. Ya fuera en Toro o en Madrid, la época estival se repartía entre el calor y el portátil, entre la terraza de mi casa y las escaleras del Ayuntamiento, entre mis amigas y los concejales del Ayuntamiento. Salir más tarde y retirarme pronto eran algo usual, teniendo en cuenta que estaba hasta arriba de trabajo. Y luego también estaban los exámenes de septiembre, de los que no me libré ni un año.

Este año mi verano durará poco más de un mes. Vino el martes y se va en una semana, justo cuando yo me voy a Perú, donde es invierno. Salvo esta semana, mi verano comienza oficialmente el 25 de agosto. El resto... el resto es un invierno en Jaén de Bracamoros, del que os tendré bien informada. 

miércoles, 22 de junio de 2011

Contar lunares



La sonrisa es contagiosa, como un virus pero en bueno. Y por eso, cuando dos sonrisas se cruzan nada puede evitar la epidemia. Cuando dos personas congenian pueden acabar contando lunares a las cuatro de la mañana. 

Recuérdenme que sonría más a menudo. 

miércoles, 8 de junio de 2011

En vista de tu ausencia

Aquella tarde, aquella lluvia. Aquella calle interminable, cuesta arriba, como la vida misma. Ese cielo gris oscuro, azul claro, azul oscuro, negro y blanco. Esa lluvia que bañaba todo. Estas gotas resbalando por mi cuello, toda esa agua. Este pelo mojado, estos rizos que se alisan. Esta ropa que se me pega, que se hace una extensión de mi espalda. Ese día la lluvia me recordó tu ausencia.

lunes, 16 de mayo de 2011

Vistas desde la obra

En primicia os cuento que mi familia vuelve a estar patas arriba. Esta vez no se casa nadie (Dios nos guarde), pero sí volvemos a estar de celebración. Después de mucha espera, muchos disgustos y muchos gastos, en diez días inauguramos por todo lo alto. Si esto sale bien, todo por lo que han luchado mis padres, mis abuelos y las anteriores generaciones de "Bauleros" tendrá sentido. Si no, ya podemos ir buscando trabajo en otra cosa.

Mi familia está loca y cada conversación telefónica me ponen la cabeza como un bombo. Lo último: las invitaciones que me curré con fotochof (tenía que haberme escaqueado, seré boba...). La semana que viene, después de la celebración de las elecciones, estaré por Toro empapándome de locura. Pero antes, seguro que os escribo de nuevo. Este fin de semana presiento que va a ser esperanzador.

domingo, 8 de mayo de 2011

Si mayo marcea

Marzo siempre trae cambios sustanciales. En el tercer mes de cada año me hago un año más vieja, me echo o deshago de amores, me ilusiono o me pongo triste. A veces todo en la misma semana. La primavera suele alterar mis emociones, no lo puedo evitar.

Pero este año no. Este año marzo ha mayeado y ahora mayo se está volviendo un marzo cualquiera. Y te encuentras con que un día cualquiera, como ayer, te despiertas en medio de una tormenta primaveral y seis horas después ha salido un sol estupendo. O con que la semana que planeaste que fuera más activa pasó sin pena ni gloria. Con personas que te fallan y decepcionan y con otras que, con sus palabras, te animan hasta los días más nublados.

Este año mayo marcea y por eso me vuelvo un poco más loca. Y como a mí la locura me viene en forma de viaje, me voy a marchar. Aún queda mucho, pero ya es oficial. Julio y agosto los pasaré allá en el Perú. Todo ello si consigo hacer cuentas conmigo misma y ahorrar lo suficiente para comprar los pasajes. Ya me muero de ganas por marcharme.

martes, 5 de abril de 2011

Aguas abril

Esos ojos que me matan. Este calor de primavera. 
La sensación de pasar el tiempo, como el mes de abril, del sol a la lluvia. 
Esa indecisión, la falta de grises. 
¿Por qué decidir entre botas o sandalias? 


Quiero vacaciones. Quiero playa. Quiero cama. 
Y a veces, sin querer, sueño más de lo que quiero. 

lunes, 28 de febrero de 2011

Claro de luna

Doce de la noche en aquel bar. En ese momento solo quería que me invitaras a tu casa y, sin embargo, no fui capaz de decir una sola palabra. Fue una noche de juegos. Tú rozabas mi espalda, yo te acariciaba el brazo. Tú no podías quitar los ojos de mi escote, que esa noche estaba dedicado a ti. Qué cosas...

Fue una encerrona en toda regla. O una apertura de miras. No sé si recuerdas, nos hicimos los tímidos. Me mordí el labio y te di las buenas noches. A la puerta de tu casa, camino del metro, me dije "ahora o nunca" y "que sea lo que sea". Y fue. 



Ahora que ha pasado un año me parece que el calendario pasa sus hojas más rápido que mi reloj. Cuento los momentos y me salen menos de los que me gustaría. Llegaste en un momento en el que me veía en un pozo. Fuiste diferente, simpático, bastante chulo. Por eso me gustaste desde que empezamos a conocernos. 

No te sientas intimidado, es solo que el piano me vuelve melancólica. Es solo un claro de luna que se me atravesó en una noche de estrellas 

martes, 8 de febrero de 2011

Por sorpresa

Por momentos se extiende un cabreo por mi cuerpo.
Se extiende por venas y arterias, me envenena desde dentro.
Me hace sonrojarme, excita mis sentidos.
Sube y baja por mi cuerpo y mientras
el compás de mis latidos se acelera.
Se me nubla la vista, se emboban mis sentidos.
Vida y sueños se hacen uno
y entonces... 

Entonces sumas uno y uno y salen dos.
Replanteas el momento y los actores.
Coges y sueltas aire, te mantienes
sumida en un estado pensativo.
Casi notas como ahoga, como aprieta. 

Te ahogas y tu conciencia te cuenta
aquello que te gustaría no saber: 
Que segundas partes nunca fueron buenas. 
Te gusta pensar que los refranes se equivocan
cuando la que se equivoca eres tú.


Por eso prefiero pensar que todo ocurre por una razón. 
Esta vez tengo que decir que no. 

jueves, 13 de enero de 2011

No time

Todo mi tiempo libre se resume a los viajes en metro y las horas de biblioteca. A pensar actividades, metodologías y subrayar apuntes de Derecho Constitucional. Quienes me conocen me preguntan si no vivo estresada. Cómo hago para mantenerme despierta a la una de la mañana sabiendo que a las seis y media sonará el despertador. Otra vez. 

Qué le voy a hacer. Aunque salga de noche de casa y vuelva 14 horas después, estoy mucho más feliz que antes. No sé si es por falta de tiempo para pensar. Pero siempre que echo la vista hacia atrás me veo compaginando varias actividades. Nunca he tenido demasiado tiempo libre y, el que he tenido, lo he desaprovechado. La fotografía, la poesía, la música... nunca me decido por una afición concreta, igual que nunca he terminado de definir mi futuro profesional. Así que lo he decidido: 

Mi afición es complicarme la vida.