sábado, 24 de abril de 2010

Blanco y negro. Nada de gris

Odio que me hagan chantaje emocional. Odio que me echen piropos cuando ya me han hecho daño. Odio sentir esto y no poder cambiarlo. Odio tener la idea constante de marcharme lejos, sin remedio. Odio que todo el mundo haga planes de futuro y yo no tenga ni idea de qué rumbo tomar. Odio no saber cómo explicarle a mi familia que no voy a volver. Odio la idea de incertidumbre que me persigue en cada momento de mi existencia. Odio ver tu cara en mis fotografías. Odio no poder romperlas y olvidarte sin más. Odio pensar en lo cálido de tus abrazos. Odio pensar. Odio que me diga cómo tengo que sentirme cuando ni él mismo lo sabe. Odio no tenerlo aquí para darle un beso y un puñetazo. Y, puestos a odiar, odio tener tanto odio acumulado y acumulándose.

Odio ser toda amor y toda odio.  

1 comentario:

hamlet dijo...

Tenemos bastantes odios en común.
Eso es que el corazón todavía late, es buena seña. Peor sería que no sintieras nada. Creo. :P
un saludo
pd: además, el gris es un color bastante feo