viernes, 5 de noviembre de 2010

Setecientos treinta días

Latido tras latido, paso tras paso, silencio tras silencio.
La vida pasa tranquila en tu ausencia.
Menos risas, menos amor, menos caricias.
Más sencilla.

Cuando no tengo que disculpar los vacíos.
Cuando paso de la tristeza a la felicidad en procesos contables.
Sin vaivenes, sin rumbos fijos.
Vago por caminos abandonados, pero sin miedo.

Con la sonrisa por bandera y un par de años en la espalda.
Sin necesidad de darle sentido a todo lo que encuentro.
De noche ya no miro las estrellas, no comparto mis dudas.
Pero sigo viva, al menos.

Te llevaste un poco de mí y dejaste la mejor parte

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