sábado, 7 de enero de 2012

Last year; New life

El 2011 se va y me deja un sabor dulce-amargo. Este año lo he vivido en cinco partes y cuatro ciudades (Madrid-Perú-Toro-Cambridge), con altibajos emocionales y semanas de estrés límite, salpicados con momentos de extrema relajación. 

Este año ha sido un año de aprender. Aprendí cómo enseñar a los demás. Aprendí que me cuesta quedarme quieta. Me costó darme cuenta de que no podía quedarme en Madrid, pero ahora lo sé. Aprendí a mirar más allá de lo aparente, a no dejarme llevar por la fachada. Aprendí que a veces hay que sufrir y otras, simplemente, dejarse querer. Y lo que me queda de aprender... 

Del 2011 salgo con muchos más amigos. Queriendo y sintiéndome querida. Con más ilusión de la que tenía cuando el año empezaba. Con miedo en el cuerpo, con incertidumbre, pero con el convencimiento de que es lo que tengo que hacer. El tiempo dirá si somos felices o nos tiramos los trastos a la cabeza. 

Mientras espero mi regalo de Reyes, os deseo y me deseo un feliz año nuevo. 

 
Cambridge no tiene playa, pero te tiene a ti 
Cierro los ojos, llévame

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