domingo, 3 de junio de 2007

Miedos...

Me da miedo el bicho de los ojos del laberinto del fauno. Por eso hoy, cuando venía a casa desde mi segunda casa, la de Alba, me puse a llamar a mis contactos más frecuentes: Conce, Au, Sofi... para que me hicieran compañía en el camino de vuelta a casita. Al final Sofía escuchó mis plegarias y me dio conversación hasta mi llegada a casa. No me encontré al bicho de los ojos en la mano.

Tampoco me encontré a ningún dragón come-personas. Será que andan de exámenes y no tienen tiempo para asustar a las chiquillas solitarias que caminan por calles no oscuras, sino poco iluminadas, carpeta en mano y cantando canciones por lo bajo.

Yo no soy tan valiente como la niña del laberinto del fauno, la princesita, lo siento. Yo no me atrevo a enfrentarme día a día a la realidad y por eso me invento mi propio mundo. O intento creer que lo que invento es verdad, o que algún día se hará realidad. No sueño con príncipes ni con bodas por todo lo alto, como otras peke-niñas. Todo eso no importa.

Miedo a no formar parte del tercer mundo del que habla Jorge Manrique... por decir algo

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