lunes, 28 de julio de 2008

Seis y veinticinco de la tarde


Estudio qué pasaba en Octubre del 34, con 28 grados y pocas ganas. Dos chanclas rosas y dos coletas en el pelo haciendo juego con mi vestido de rayas para mantener las piernas fresquitas.
Palabras de Jorge Drexler intentan abrir mi mente y que me concentre en mi cuarto, que está desordenado como siempre a pesar de mis intentos por evitarlo y la insistencia de mi madre.
Escribo en una mesa llena de papeles. Libros, bolis, lápices, pinceles y pinturas que hace años que no uso. CDs viejos, un diccionario de la RAE, fotografías, postales, flores de tela que aparecen en mi bolso algún domingo como por arte de magia...
Y también hay un corcho con más cosas; son los recortes de mi vida.


Creo que me rodean tantas cosas que no es posible centrarse. Se necesita fuerza, motivación. Y, al final, veo un post-it y me entretengo llenándolo con palabras.

5 comentarios:

Pedro Estudillo dijo...

Cuando las palabras quieren salir, siempre lo consiguen, como si tuviesen voluntad propia, cualquier lugar es bueno. Entonces sólo nos resta... dejarlas volar libres.
Un beso.

Víctor L. Gómez dijo...

Lo de siempre Martita, hablamos de la constancia, concentración, vencer a la vagancia.

No somos maquinas y por suerte no podemos realizar todo aquello que nuestra mente nos sugiere, ya que nuestra mente ( al menos la mía) separa mal el hemisferio la obligación y el de la devoción.

La cosa es disfrutar y no amargarse, de vez en cuando debemos de escuchar al levantarnos a Joan Manuel.

¡Feliz Agosto!

Ana dijo...

Ya ves, entre tantas cosas revueltas al final optates por escribir un rato.. bonita foto en la playita!!! quien pudiera estar disfrutando del mar!!!
Un beso, y si te llamas Marta, felicidades por tu reciente onomastica!

Ana Pedrero dijo...

Ay, Martita, la pereza, esa constante....
Guapísima en la foto. Un beso.

javixu dijo...

Los recuerdos son lo que nos hace libres, diferentes, sentirnos especiales...
Deja volar la imaginación, y sueña...

Besitos