viernes, 24 de septiembre de 2010

El Bodorrio (IV)

Fue un día precioso. Mis abuelos lloraron. Mi padre lloró. Mi hermano lloró. Yo también lloré. Todo salió a pedir de boca. Fue una boda de músicas, nervios y emociones a flor de piel. Hizo sol, sin demasiado calor. Todos dijeron que estaba espectacular, no sé si por el peinado, los tacones o el vestido. O, quizás, por el conjunto final. 

Lo cierto es que fue un día para el recuerdo. No todos los días se casa tu único hermano. 

No hay comentarios: