jueves, 4 de abril de 2013

Perdida

Soy una más de esa generación perdida. A mí, como a tantos otros, nos dijeron que podíamos cambiar el mundo si nos lo proponíamos. Sucumbimos rápido a los mensajes de las películas americanas, que nos bombardeaban con lo malo que sería ser un perdedor. Mejor avanzar. Progresar. Nuestros padres, como antes habían hecho los suyos, se esforzaron para tirar para adelante y darnos un mejor futuro. Mejor que su presente. 

Por eso mis padres, como tantos otros padres españoles, me llevaron a clases de Taekwondo y de música. Pagaron mis autobuses a Zamora y me esperaron a las diez de la noche para conducir de vuelta a casa con niebla o sueño. Pagaron mis estudios, mi residencia, mi piso. Todos mis billetes de autobús desde Valladolid para que trabajara de becaria y todos los abonos de Metro para que ampliara mi experiencia profesional. 

Y a día de hoy mi vida, como la de mis padres, los tuyos o los de otros tantos, va a peor. Somos los perdedores de las películas americanas. ¿Para qué se esforzaron tanto mis padres? ¿Para qué me esforcé yo? Al final los ganadores y los perdedores estamos igual de perdidos. Sin rumbo. Sin progreso. Yo, sin futuro. Mi familia, sin mí. Somos varias generaciones las perdidas. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Folla y disfruta, es lo que queda!

Amapola Psicovisceral dijo...

Tendrán que venir tiempos mejores...tendrán que venir, no puede ser de otra forma.
vete, pero vuelve, y aún mejor, que levantemos esto entre todos, para que no se le hunda del todo a quien se quede aquí...
buen viaje :)