En casa. Después de un tiempo, ya. El viejo cuchambroso parece menos viejo y la casa parece más grande. Los días más largos y la estancia más corta. Pero todo está igual. Para bien o para mal.
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Atrás queda España: Toro y Zamora. También Milán y su Duomo (prácticamente lo único que hay para ver) y la preciosa Florencia. La del norte, la verdadera, es preciosa. Me enamoró, igual que lo hizo la del sur cuando llegué en septiembre.
Y ahora, del brazo de Leticia, paseo por las calles lechesas alumbradas con luces amarillas. Las de siempre, pero esta vez con ella.
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Y me gusta
5 comentarios:
Muy bonitas las fotos.
Un saludo
Las fotos son maravillosas. Invitan a viajar.
Besos.
Justo hace un año paseaba por Florencia inconsciente y libre. Ahora me disipo por Madrid mientras planeo un futuro Erasmus en la tierra de tus sueños. Cuando uno se va de un lugar, éste deja de pertenecerle porque no le perteneció nunca pero, además, está unido a él por siempre. No somos de ninguna parte desde hace ya mucho tiempo. Disfruta si quieres.
Mucho cuidado con estos mensajes en inglés. Que a nadie se le ocurra picar en los enlaces que presentan, suelen ser mensajes enviados de forma automática que esconden virus o cosas peores. Borrarlos en cuanto los veais.
Saludos.
Me encantaron las fotos..este verano esper visitar Florencia..si puedo ya les diré algo de la aventura..gracias por escribir..
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