viernes, 24 de septiembre de 2010

El Bodorrio (IV)

Fue un día precioso. Mis abuelos lloraron. Mi padre lloró. Mi hermano lloró. Yo también lloré. Todo salió a pedir de boca. Fue una boda de músicas, nervios y emociones a flor de piel. Hizo sol, sin demasiado calor. Todos dijeron que estaba espectacular, no sé si por el peinado, los tacones o el vestido. O, quizás, por el conjunto final. 

Lo cierto es que fue un día para el recuerdo. No todos los días se casa tu único hermano. 

jueves, 16 de septiembre de 2010

El Bodorrio (III)

Dicen que después de la tormenta viene la calma. En mi hogar familiar, el nerviosismo empieza a apoderarse de los novios, a medida que se acerca la fecha tan esperada.

Mis padres, más calmados. Y yo más tranquila. La gente... ¿Por qué algunas personas se empeñan en ponerte nervioso?

Y mientras el sábado está a tiro de piedra, mi casa se llena de familiares y amigos que vienen a llenarse el estómago y vaciar el bolsillo. No creáis, no todas las visitas se hacen pesadas. Pero hay algunas que te obligan a cenar a las once y media de la noche.

Nunca hubiera pensado que una boda diera tanta hambre.

viernes, 10 de septiembre de 2010

El Bodorrio (II)

Ahora nos queremos un montón, ahora nos odiamos. Hace un rato mi hijo es lo peor y, diez minutos después, es un sol de persona. Que si regalos, que si invitaciones. Fotos de ahora y de antes, invitados en mesas de a ocho, vino blanco y tinto...

Lunch. Primero. Segundo. Tercero. Postre chocolatado.

Te lo aseguro: me están volviendo loca.

viernes, 3 de septiembre de 2010

El Bodorrio (I parte)

Un día cualquiera, una casa cualquiera, una familia del montón. La tensión que aumenta y carga el ambiente. Peleas por todo. Todos contra todos, qué bonito es el amor.
Gastar, gastar y gastar. En eso consiste todo últimamente. Ideas geniales y originales, que nunca se ponen en práctica. Egocentrismo e individualismo corriendo por la sangre. Cuanto más tengo, más quiero y más querría.

Os lo aseguro. Las bodas me levantan dolor de cabeza.